Del documentalista al «content curator»: una evolución digital

La rapidez vertiginosa y el constante desarrollo de la sociedad de la información en el contexto de las nuevas tecnologías, gracias sobre todo a Internet y las redes sociales, nos traen nuevos términos y ámbitos profesionales específicos.

Content curator es uno de estos nuevos términos. Sus funciones son las mismas que realiza un documentalista, aunque focalizadas al ámbito digital y basadas en la necesidad de sobrevivir ante tanta abundancia informativa.

Si no gestionamos correctamente la información corremos el riesgo de sufrir «infoxicación«. La red nos ha convertido en «informávoros», devoradores de información, pero nuestro cerebro y nuestra capacidad de atención, así como nuestro tiempo, tienen unos límites (aunque ya existe un serio debate sobre los cambios que Internet está ejerciendo en nuestro desarrollo cognitivo y nuestro modo de procesar la información).

El content curator es el encargado de seleccionar y filtrar los contenidos. Lo que los y las documentalistas hemos denominado tradicionalmente Difusión Selectiva de la Información (DSI). Un content curator debe ser alguien conectado a la red, que encuentre, comparta y difunda contenido, y si le añade valor, todavía mejor. Dolors Reig define acertadamente al content curator como «intermediario crítico del conocimiento» y entre sus competencias le atribuye ser experto en documentación. Nieves González mantiene que es un «profesional de la información, bibliotecario, documentalista, que se ha formado en un área concreta del conocimiento, específica, que domina los recursos de información existentes en cualquiera de sus formatos, manifestaciones, etc«.

El crecimiento exponencial de los contenidos en Internet (los buenos y los malos), unido a nuestra falta de tiempo y a la necesidad de adaptarnos al nuevo contexto social auguran al content curator un futuro prometedor. Ya sabemos que la información es poder…

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documentalista, bloguera, socialista y socrática convencida

8 pensamientos en “Del documentalista al «content curator»: una evolución digital

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  6. La idea del «Content Curator» no deja de ser interesante pero hay algunas deficiencias de concepto que la devalúan. No deja claro cuál es el criterio de selección de los contenidos, y tampoco el valor añadido que semejante figura aporta a la comunidad. Sin más aclaraciones sobre el tema, da la impresión de que el CC se limita a lanzar fragmentos de información de aquí para allá simplemente para que interaccionen en modos difíciles de prever y reboten en los confines del ciberespacio.

    Y con respecto a lo primero, ¿cómo se decide cuáles son los contenidos «útiles»? ¿Aplicamos nuestra intuición, referencias históricas de algún tipo, información estadística o simplemente la línea editorial de quien haya tenido a bien contratar nuestros servicios como especialista? Sería conveniente reflexionar sobre todos estos temas antes de lanzar cualquier nuevo producto de consultoría.

    Hace muchos años, cuando estaba viviendo en Alemania, un profesor de Dinámica de Grupos me dijo que el crecimiento exponencial de la información -¡y eso que aun no existía Internet!- no era ningún problema. Los únicos datos que necesitamos son aquellos que sirven para resolver nuestro problema. La importancia está en la forma de plantear la pregunta. En aquel momento me dejó pasmado, porque mi mentalidad era la de un tecnócrata empeñado en organizar y clasificar toda la información disponible. Fue un momento de mi vida en el que literalmente, ví la luz. Y me acuerdo de él como si hubiera sido ayer.

    Me gustaría que enfoques pedagógicos como este se aplicaran con más frecuencia al debate sobre las redes sociales y las Tecnologías de la Información.

    • Patxi, en primer lugar, el criterio de selección de contenidos lo marcará las exigencias y las necesidades informativas del usuario en cada caso. La selección y el filtrado de información ya es un valor añadido de por sí, y también el modo en que esa información se representa (formato). También es valor añadido realizar análisis crítico de la selección, ordenarla, etiquetarla, clasificarla, en definitiva, el trabajo que siempre ha realizado un documentalista. Lo que ha cambiado son las herramientas.
      De hecho yo llevo tiempo seleccionando y archivando contenidos que encuentro en la red, pero lo hago para mí misma y también para quienes me siguen a través de mis distintos perfiles, solo que ahora he decidido utilizar ese conocimiento para mi proyecto profesional.
      Y con lo “contenidos útiles” volvemos a lo que ya he dicho, será el usuario (cliente) quien marque las pautas y en todo caso cuando reciba la información podrá juzgar por sí mismo la pertinencia de la misma y si se adapta a sus necesidades.
      Y nosotros estamos habituados a movernos por la red pero hay mucha gente que no sabe ni puede (por tiempo) manejar toda la información que le llega, y menos todavía buscar entre la ingente información que existe en la red, y que muchas veces necesita para desarrollar su trabajo. También muchas empresas que no tienen departamento de documentación pueden requerir este tipo de servicios, que junto con la vigilancia tecnológica (conocimiento del sector y de la competencia), son cada vez más imprescindibles.

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